En los últimos años, hemos sido testigos de la normalización del consumo de cannabis, marcando el fin de una era de estigmatización. Pues después de “satanizarla” por tantos años, ahora empezamos a “idolatrarla”; una de las razones principales por las que pasó esto es porque SÍ, verdaderamente la planta tiene muchísimos beneficios, más allá de los efectos psicoactivos, pero seamos sincerxs...
¿Realmente la usamos para aprovechar sus propiedades?
¿Nuestro consumo tiene intención detrás o es solo para evadir la realidad?
Mi historia personal:
Cuando me cuestioné esto, tuve que viajar al pasado para recordar cómo ha sido mi relación con la weed. Yo comencé a consumir más o menos a los 18 años de forma recreativa, la verdad en ese momento no veía el cannabis como algo que me ayudará en mi vida diaria, simplemente lo usaba para pasarla bien. No fue hasta los 23 cuando me diagnosticaron endometriosis, que empecé a usar la planta para aliviar los dolores menstruales.
Y poco a poco fui investigando cómo funcionaba en el cuerpo y cómo podría ayudarme con mi padecimiento. Teniendo más información, empecé a usarla en distintas presentaciones, aceite de cbd, supositorios de cbd, edibles, etc. Y de ahí en adelante, empecé a crear una relación muy estrecha con la planta. Entre más me informaba de sus beneficios, más sentía la necesidad de compartirlo con más mujeres; tanto que comencé con un proyecto de educación cannábica, una marca de ropa y después un festival para hablar sobre el consumo de plantas de poder como el cannabis.
Conciencia sobre el consumo:
Con el tiempo, mi relación con el cannabis dejó de ser intencionada, tuve muchos episodios de depresión y ansiedad y sentía que la weed era mi aliada, but not. Solo la estaba usando como una salida de emergencia. Cuando alguien llegaba a tocar el tema sobre “mi consumo excesivo” yo justificaba mi hábito con argumentos como: “soy funcional estando high”, “es natural no causa adicción”, “tengo proyectos cannábicos y es normal que fume todo el día”
Y no fue hasta finales del 2022 que en una sesión de terapia hablé sobre esto y me di cuenta que mi consumo ya no era sano. Cada que fumaba me daba muchísima ansiedad, pero aún así no dejaba de hacerlo. En enero de 2023 tuve un punto de quiebre y toqué fondo, ahí fue donde acepté que estaba teniendo la relación más tóxica con el amor de mi vida (lol) Así que decidí hacer un detox de 3 meses.
El desafiante proceso:
Las primeras semanas fueron increíblemente difíciles. Pesadillas, mal humor, erupciones en la piel, pérdida de apetito y mareos. Verdaderamente sentía que había dejado una sustancia más fuerte.
Decidí documentar mi proceso y comencé a llevar un diario de cómo me sentía cada día, esto me hizo empezar a cuestionarme ¿Quién soy sin fumar weed? ¿Qué buscó en la weed? ¿En qué momento cambió mi relación con ella?
Responder esto me enseñó que mi relación con la weed nunca había evolucionado, nunca me di el tiempo de re intencionar mi consumo mientras mi vida cambiaba. Este detox me hizo resignificar mi relación con el cannabis, me ayudó a darme cuenta de que nada tiene que ser blanco o negro, que por supuesto puedes consumir de forma recreacional, que también puedes usarla de forma medicinal, pero que lo más importante siempre es que TU CONSUMO TENGA UNA INTENCIÓN y que NO SEA PARA ESCAPAR DE LO QUE SIENTES.
El renacimiento de la psicodelia:
En estos últimos años, hemos sido testigos de un resurgimiento de la psicodelia. A menudo, buscamos que las sustancias psicodélicas nos curen y nos iluminen instantáneamente. Sin embargo, estas experiencias requieren un profundo trabajo interno, no son una solución inmediata, sino herramientas que nos ayudan a conectar con nuestra parte más profunda, la verdadera chamba viene después de usarlas.
El Renacimiento de Mi Relación con el Cannabis
Hoy después de 3 meses de detox puedo decir que este break me hizo regresar a la planta desde otro lugar, desde el amor y el agradecimiento. Desde la conciencia de que no necesito usarla para ser quién soy, no necesito fumar diario solo por tener un proyecto cannábico, no tiene que volverse un escape, ni tampoco la solución a todos mis problemas. Es simplemente una aliada que me permite conectarme con mis emociones más profundas y redescubrir mi naturaleza esencial.